La elección de un tratamiento efectivo puede atender los signos agudos y también disminuir tanto la aparición como la frecuencia de los episodios migrañosos
Presentado por Pfizer
Náusea, vómito, intolerancia a la luz o al ruido, lo mismo por cuatro o hasta por 72 horas seguidas (1). Lejos de lo que pudiera pensarse, un día en la vida de una persona con migraña es más que un dolor de cabeza.
Es por ello que este padecimiento ha llegado a ser considerado como incapacitante (3): en México, una de cada tres personas con migraña ha tenido que faltar a trabajar a consecuencia de los signos de un episodio, mientras que prácticamente nueve de cada 10 perjudicados ha visto afectada su productividad al presentarse a laborar en estas condiciones.
En el país, la prevalencia de la migraña entre la población económicamente activa es de 17.37% (5). El detalle está en que, de esta población, sólo 27% busca atención médica (6). Y, entre quienes la buscan, 76% lo hace con un médico general.
Esta situación tiene como consecuencia que una enfermedad usualmente confundida con un dolor de cabeza “común” (8) o considerada síntoma de otra enfermedad, no se diagnostique a tiempo ni se trate adecuadamente (9), llegando a tener un costo financiero anual para la sociedad mexicana de más de 46,500 millones de pesos.
De entre los costos directos anuales relacionados con la migraña —estimados en 27,423 millones de pesos (mdp)—, 20% corresponde a medicamentos (11). El problema es que, por tratarse de una condición subdiagnosticada, las personas suelen recibir tratamientos que no actúan de forma específica sobre el padecimiento.
Por eso, es muy importante contar con opciones terapéuticas que ayuden a esta población a minimizar el impacto de la enfermedad en su entorno familiar, social y laboral y, sobre todo, a prevenir que se vuelva crónica, con crisis más frecuentes y de mayor duración.
Con el debido acompañamiento de un profesional del cuidado de la salud, la elección de un tratamiento efectivo contra la migraña depende de la severidad, frecuencia, síntomas asociados, respuesta previa, eficacia, contraindicaciones y efectos adversos en cada persona.
La buena noticia es que en México ya existen soluciones que pueden atender los signos agudos y también disminuir tanto la aparición como la frecuencia de los episodios migrañosos. Estas alternativas representan una esperanza para la calidad de vida de los mexicanos diagnosticados al impactar favorablemente en la reducción de las tasas de incapacidad que genera esta condición, la cual actualmente ocupa el sexto lugar como causa discapacitante a nivel mundial.
(EXPANSION)