Héctor de Mauleón/El Universal
El olor atrajo a los vecinos. La profesora Marina “N”, de 48 años, radicada en Estados Unidos, acababa de volver a su casa en Orizaba, tal y como lo hacía cada cierto tiempo. Sin embargo, durante varios días dejaron de verla.
La policía la encontró ayer, desmembrada en el baño. Habían utilizado dos cuchillos y una motosierra. El inquilino habitual de la casa, un sobrino de la profesora, se encuentra prófugo.
Se trata de uno de los casos más dantescos en la siniestra ola de feminicidios que sacude el estado de Veracruz, y que ha arrojado cuatro víctimas solo en las últimas 48 horas.
La tarde del martes pasado, a la altura de un sitio conocido como El 50, y a un lado de la carretera Isla-Playa San Vicente, se encontró el cadáver de la joven Elizabeth “N”, privada de la libertad un día antes y ejecutada de cinco disparos, uno de estos en la cabeza.
La muchacha tenía los ojos cubiertos con una venda. Era conocida en la región por su activismo en redes sociales y por sus constantes denuncias sobre la protección brindada por agentes municipales a los grupos delictivos de la zona.
Ese martes, habitantes de la comunidad Cerritos, en el municipio de Álamo, informaron del hallazgo de un cuerpo en estado de descomposición. El cadáver había sido abandonado entre naranjales. A su lado estaba una moto cubierta por la maleza.
El sábado anterior, la joven Isabel “N”, de 21 años, había sido reportada como desaparecida. Había salido de Cerritos, a bordo de una moto, en compañía de su pareja. Se dirigía a la cabecera municipal, pero no llegó. Tampoco lo hizo su pareja, quien hasta el momento no ha sido localizado.
El lunes, en Tuxpan, una psicopedagoga de 30 años murió en una clínica del ISSSTE. Su pareja le había atravesado de un tiro la femoral, mientras se encontraba bajo los efectos del alcohol.
Una furia feminicida recorre de arriba a abajo el estado de Veracruz. Entre los casos más demoledores de este año se encuentran el de Jessica, asesinada en el puerto a cuchilladas por su expareja, un elemento activo de la Secretaría de Marina, y el de Beatriz, conocida como Betita, quien estuvo desaparecida durante 17 días y cuyo cuerpo fue encontrado dentro de una bolsa de plástico en la colonia Lomas de Río Medio.
En solo 18 días de agosto, abandonaron a una mujer en un camino de terracería de Texistepec; el cuerpo de otra joven, Ana Cecilia “M”, apareció en un camino de Hueyapan de Ocampo con un disparo en la cabeza, y el cadáver de una mujer de 30 años fue descubierto en un paraje de Acayucan, con señales de agresión física y sexual.
A Karina la hallaron también, semidesnuda y con huellas de golpes, en un camino de terracería al norte del puerto de Veracruz. Su marido, que la había reportado como desaparecida, terminó por confesar el feminicidio.
Daniela perdió la vida en Altotonga, asesinada por su pareja, y a Natalia, una niña de 4 años, la asesinó la pareja de su madre porque se puso a llorar durante una discusión.
El Observatorio de Violencia contra las Mujeres reportó 43 feminicidios entre enero y septiembre. Según el Observatorio Universitario de Violencia contra las Mujeres son en realidad 49: la mitad de esas mujeres perdieron la vida en enero, julio y agosto.
Xalapa es el municipio con más casos, pero en la lista figuran también municipios indígenas y rurales como Papantla, Astacinga y Soledad Atzompa.
Los femincidios fueron cometidos principalmente con arma blanca y arma de fuego, aunque en muchos casos, también a golpes.
Hace un mes causó indignación el feminicidio de Poleth, una niña de 11 años asesinada en Orizaba por un conocido de la familia, quien abusó de ella y arrojó su cadáver en un terreno baldío. Según la Red por los Derechos de la Infancia en México, Veracruz ocupa el segundo lugar a nivel nacional en casos de feminicidios de niñas.
Más de 1,500 mujeres fueron asesinadas en la entidad entre 2018 y 2023, según la Red Nacional Defensoras de la Paridad en Todo: desde hace años, Veracruz se mueve entre el tercero y el quinto lugar nacional en materia de feminicidios. El gobierno Cuitláhuac García cierra los ojos, presenta cifras alegres, hasta que jornadas como las de este lunes y martes, donde estalla la realidad descarnada de las mujeres veracruzanas, viene a tocarle la puerta.