Al igual que un partido América-Chivas, las ideologías políticas se radicalizan sin ningún razonamiento, sin elementos de justificación y argumentos reales, cada uno defiende frenéticamente su postura de ser mejor y aquí sí hay mucha diferencia. ¿Mejor para quiénes o para qué?
Por un lado, la lucha por la democracia.
Me pregunto: ¿hay presos políticos, estamos limitados en nuestros derechos constituciones? Yo diría que sí hay abusos, pero de libertad, por ejemplo, ofender a la máxima autoridad de este país, al presidente sólo porque no coinciden con él.
El mitin del Zócalo donde se reunieron más de 90 mil opositores al gobierno no tuvo ningún acto de represión ni limitación, expusieron sus planteamientos abiertamente sin limitaciones a pesar de sus incongruencias, como la del INE que llevan 40 años construyendo la democracia y que hoy pretenden destruirla y reconoce que han existido vicios en los procesos electorales y participación de los expresidentes.
Entonces qué pasa, hay elementos para corregir sí o no, hay errores y horrores, sí o no.
Otro tema importante, el sistema jurídico y la Suprema Corte de Justicia en México. El 90 por ciento de los mexicanos afirma que no es pronta ni expedita la justicia en México, que se la pasan por el arco del triunfo y tiene un precio que los pobres no pueden pagar.
Entonces es necesario reformar el INE para que sea realmente imparcial y se maneje sin abusos de presupuesto, que se modernice con el voto electrónico, pues claro y en general es necesario hacer más eficiente el estado en su totalidad y poner candados a la corrupción, al exceso de gastos y privilegios en toda la estructura del gobierno.
Necesitamos servidores públicos honestos y eficientes, las reformas que necesita este país son de reorientación no de desaparición y es ahí donde la oposición debe de dar la lucha política.
Claudia Sheinbaum dará su proyecto económico al comienzo de su campaña, esperamos que realmente tenga elementos reales y no hipótesis ideológicas fuera de la realidad, hoy más que enfrentamientos de intereses económicos, necesitamos un verdadero proyecto de desarrollo, que permita sacar de la pobreza a más de 70 millones de mexicanos.
Hoy necesitamos que los grandes empresarios mexicanos luchen por utilidades honestas, no voraces, y que no busquen recursos públicos como alternativa de utilidades y al contrario paguen sus impuestos como cualquier ciudadano.
No podemos polarizar al país con mentiras o verdades a medias, hoy es necesario que la ciudadanía deje de ser borrega y se informe, que deje las novelas, las películas y que vea las diferentes versiones y analice la realidad para poder decidir.
Pero lo cierto, la realidad es que hoy México está cambiando con AMLO y para bien, aunque tiene errores como la política contra el narcotráfico, la corrupción y la rendición de cuentas de expresidentes y exfuncionario, la participación del gobierno en la inversión pública y muchos temas importantes.
Hoy es tiempo de una ciudadanía más activa y consiente si queremos un México mejor.