La Política en el Sur

Jorge Alberto Wade Zúñiga y sus guaruras en Minatitlán.

Por: Jeremías Trejo González.

La historia de Jorge Alberto Wade Zúñiga, hijo del ex cacique petrolero de Minatitlán, Veracruz, ilustra un problema sistémico preocupante: la cultura de la impunidad y el abuso de poder que se perpetúa a través de un séquito de aduladores y «guaruras». La excesiva protección que recibe, llegando a niveles ridículos de servilismo, no solo es una anécdota pintoresca, sino un síntoma de una estructura de poder que tolera, e incluso fomenta, prácticas autoritarias.

El comportamiento de estos individuos, quienes se autodenominan «guaruras», es alarmante. No se trata simplemente de una cuestión de exceso de celo; sus acciones revelan un desprecio por la ciudadanía y una falta de respeto a los derechos básicos. El incidente en el que un ciudadano fue empujado por intentar saludar a Wade Zúñiga, aunque no ordenado directamente por él, refleja una atmósfera de intimidación y exclusión generada por la propia dinámica de este círculo de poder.

La agresión a la enfermera Eva María Jiménez López en noviembre de 2024 es aún más grave. El intento de silenciarla, de impedir que expresara su inconformidad, utilizando la violencia física, es inaceptable. Este acto, cometido con el aparente objetivo de agradar a un superior, expone la falta de control y la propensión a la arbitrariedad que caracteriza a este grupo de «guaruras». La impunidad con la que actúan sugiere una red de complicidades que permite que este tipo de abusos queden impunes.

La responsabilidad de Wade Zúñiga, aunque no sea directamente el agresor, es innegable. El permitir que este tipo de comportamiento se desarrolle a su alrededor, sin tomar medidas correctivas, lo convierte en cómplice de una cultura de impunidad que daña la imagen pública y la convivencia social en Minatitlán. La falta de acción ante estos actos de abuso puede interpretarse como una condonación tácita, perpetuando un ciclo de violencia y autoritarismo. Es necesario que se investigue a fondo estos incidentes y se tomen medidas para desmantelar esta cultura de impunidad que empaña la imagen de la región y afecta a sus ciudadanos. La tolerancia a este tipo de comportamiento solo fortalece la idea de que algunos están por encima de la ley.