Son el mal de nunca acabar en la supuesta empresa de clase mundial.
Cuando hace calor, apagones.
Cuando hace frío, apagones.
Cuando corren vientos del norte, apagones.
Y cuando no hace calor, ni frío y no corren vientos del norte, también apagones.
En suma:
No hay día de la semana que casas-habitaciones y pequeños y grandes negocios de la conurbación Veracruz-Boca del Río-Medellín no sufran la interrupción del suministro eléctrico en las mañanas, tardes, noches o madrugadas.
Los apagones son ya como el pan de cada día.
Y esa calamidad de servicio es problema nacional.
El propio presidente López Obrador se ha visto afectado en sus actividades diarias en Palacio Nacional.
Sólo que él y su alta investidura, ante el problema de apagones y otras irregularidades en el suministro eléctrico, ordenó a la Oficina de la Presidencia solicitar 4 millones 72 mil pesos para comprar equipos de respaldo que aseguren la alimentación continua en la sede del Ejecutivo.
¿Y los mexicanos de a pie qué pueden hacer para no verse afectados por los tradicionales apagones que muchas veces dan en la…torre a los aparatos eléctricos del hogar?
Pues…nada. Seguir reportando al 071 (por las noches nunca contestan) y continuar a merced de lo poco o nada que los consumidores importen a la Comisión Federal de Electricidad.
Hace unas semanas un alto funcionario de la CFE en la zona Veracruz lució flanqueado en importante medio informativo por dos líderes electricistas.
Se conoció que minutos antes de posar para la fotografía, “pactaron intensificar” las jornadas de limpieza y mantenimiento preventivo de la red del suministro eléctrico para garantizar el abasto del fluido en temporada de frentes fríos.
A casi un mes de la reunión empresa-sindicatos, no paran los apagones en la ciudad de Veracruz. Uno, dos y hasta tres en fracción de minutos, a cualquier hora del día.
Para qué tantos acuerdos si el objetivo principal de eficientizar el servicio no se logra.
Basta un recorrido por diferentes puntos de la conurbación para observar postes de luz cableados a punto de caerse y líneas subterráneas hasta el tope de agua completamente destapadas que representan peligro de muerte para transeúntes.
Así también un amable lector de este reportero llamó para comentar que en el Kínder El Niño Artillero, de Miguel Alemán e Ignacio de la Llave, hay una toma eléctrica para media tensión que no tiene tapa, lo que pone en riesgo a los infantes que por curiosidad se acerquen y toquen.
Muchas deficiencias en la CFE.
Quién no está cumpliendo su responsabilidad:
¿La empresa?
¿Los dirigentes sindicales?
¿La base trabajadora?
(Continuará)