Campañas de tira-tira y trapitos al sol solo muestran el nivel político de la clase política.
Hoy los mayores protagonistas de las campañas políticas son los celulares por medio de Facebook, TikTok, YouTube con acusaciones sin pruebas y exhibición de actos impropios.
Destacando hasta el momento el hijo de Xóchitl Gálvez, quien en estado inconveniente insultó a personal de seguridad de un antro. Para muchos es algo irrelevante, para otros así es toda la familia y qué se puede esperar si llega la mamá a la presidencia.
Aquí el punto es el contenido social que existe, la forma grosera con la que sobaja al personal por ser empleados, como si la clase social en la que se encuentra le da derecho a merecer y hacer lo quiera.
Es el mismo concepto ideológico de la mayoría de la clase política y clase adinerada.
Lo vemos con Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, quien después de ser exhibido por AMLO por no pagar 64 mil millones de impuestos, nada más se enoja y acusa al gobierno de “corrupto, inoperante, gorilas, incapaces, represores”.
Y todo por cobrarle su obligación fiscal de 16 años de no pagar impuestos que ha retrasado mediante amparos y demandas. Cree que por ser un empresario tiene el derecho de incumplir sus obligaciones y con la ley.
No pagar impuestos e incumplir con el marco legal es típico en los políticos, se sienten dueños de la ley, de los mexicanos y de la riqueza de México. Su prepotencia y arrogancia siempre resalta cuando son empleados de los mexicanos.
Lamentablemente este es el país que vivimos y permitimos pero que no podemos tolerar.
El caso de Vicente Fox y la misma Xóchitl Gálvez de señalar de “huevones y vagos” a los que reciben un apoyo social ya sea beca o de adultos mayores, aun cuando la mayoría de la clase política son rateros y corruptos.
Una disculpa no basta corregir una vejación.
Este es nuestro México, no lo permitamos.