Hoy por hoy el presidente de México es el mejor calificado en la historia a pocos meses de dejar su cargo, nada más con 7.3 de aceptación.
Cuando sus antecesores no llegaron ni al 5, Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto.
Ni los periodistas de oposición regatearon este resultado, solo la oposición y es obvio no logran entender que tarde o temprano los mexicanos iban a reventar hasta la madre de tanto robo al erario público, poca capacidad del gobierno para tener un crecimiento económico que mejore la calidad de vida de todos los mexicanos y del narco estado que se formó con estos gobiernos y tuvo su punto más alto con García Luna y Felipe Calderón, además de los fraudes electorales.
Si bien con AMLO no estamos en la panacea económica porque mantenemos un pobre 2% de crecimiento del PIB, es decir la misma tendencia, con la diferencia de la implementación de una política tributaria más recaudatoria, con reducción de gastos y menos corrupción, ha logrado canalizar estos recursos a pensiones para adultos mayores, becas para estudiantes y otros apoyos a jóvenes así como invertir en el fortalecimiento y recuperación de Pemex y CFE, el Tren Maya, el corredor transístmico y varias inversiones inconclusas de los anteriores gobiernos.
En fin, ha logrado de manera eficiente elevar el nivel de vida del 18% de los más pobres de este país. Situación que le ha dado el respaldo de los mexicanos a nuestro presidente al grado de ganar la mayoría de las elecciones en los estados y municipios.
Y va por más y esto se debe principalmente a la desacreditación que tienen los partidos de oposición, se lo han ganado a pulso y lloran ante la incapacidad de manchar la imagen presidencial que va por la mayoría calificada y por las reformas que, si bien son necesarias, no lo son en el sentido de control político de morena, lo que sería como clonar al PRI de buenas intenciones.
Aquí lo importante sería integrar a la ciudadanía y modificar a los organismos autónomos del gobierno para ser más eficientes y sin corrupción, son muchos los candados que hay que poner y mucha la participación ciudadana para cambiar. Lo cierto es que la aceptación del presidente es muy alta y nadie lo puede negar aunque no lo acepten.