El informe, que abarca desde el inicio de la guerra al 15 de diciembre, documenta los abusos en una cometidos en un país que últimamente es prácticamente inaccesible para los grupos de ayuda y los observadores de los derechos humanos.
Proceso
GINEBRA (AP) — Decenas de personas, incluyendo niños, han sido víctimas de violaciones y otras formas de violencia sexual en el conflicto que se libra en Sudán, ataques que podrían equivaler a crímenes de guerra, dijo la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en un nuevo reporte el viernes.
Sudán se sumió en el caos a mediados de abril cuando en la capital, Jartum, estallaron los choques entre dos fuerzas rivales: el ejercito, liderado por el general Abdel Fattah Burhan, y una facción paramilitar conocida como Fuerzas de Apoyo Rápido, comandada por el general Mohammed Hamdan Dagalo.
El conflicto se propagó rápidamente por toda la nación africana, especialmente a las zonas urbanas y a la conflictiva región occidental de Darfur, y ha dejado al menos 12.000 muertos y ocho millones de desplazados, indicó el reporte.
El informe, que abarca desde el inicio de la guerra al 15 de diciembre, documenta los abusos en una cometidos en un país que últimamente es prácticamente inaccesible para los grupos de ayuda y los observadores de los derechos humanos, lo que ha ensombrecido el impacto de un conflicto eclipsado por otros como los de Gaza y Ucrania.
Al menos 118 personas sufrieron violencia sexual, incluyendo violaciones, y la muchos de los ataques fueron cometidos por miembros de la fuerza paramilitar en viviendas y en las calles, apuntó el reporte.
Según la ONU, una mujer “fue retenida en un edificio y violada repetidamente en grupo durante un periodo de 35 días”.
El informe mencionó también el reclutamiento de niños soldados en ambos bandos.
“Algunas de estas violaciones podrían equivaler a crímenes de guerra», dijo el jefe de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, que pidió investigaciones rápidas, exhaustivas e independientes sobre los presuntos abusos.
El reporte se elaboró a partir de entrevistas a más de 300 víctimas y testigos — algunas de ellas realizadas en las vecinas Etiopía y Chad, a donde han huido muchos de los sudaneses — además de con el análisis de fotos, videos e imágenes satelitales de las zonas en conflicto.