Busca deslindarse de la apabullante corrupción y del saqueo criminal de dinero público que a través de negocios pactados prevaleció en las dos anteriores legislaturas, en las que manejó a su antojo los recursos financieros del Congreso estatal.
Reparte culpas, nadie le cree, bueno, tal vez la nueva inquilina de Palacio de Gobierno que exhibiéndolo a su lado pretende bañarlo de pureza. Ella lo recomendó para el nuevo cargo que le dieron, con el cual tanto la uno federal y la uno estatal demuestran el desprecio que sienten por el pueblo veracruzano al premiarlo estando enteradas que, según notas priodisticas, es un pillo que, de pobre vendedor de autos usados en el sur del estado, subió a multimillonario en sólo seis años.